Y todo ocurrió tan rápido. Sentía un
dolor muy fuerte, un dolor emocional que presionaba con fuerza mi corazón, sentía que
me asfixiaba y todo lo que en mi mente pasaba quería que no fuera real. -No puedes irte, yo aun te amo-. Perdón , cuídate mucho, por
favor.- Esas palabras taladraban en mi mente con gran fuerza. Aun las podía
oír, incluso aun podía oler la tierra recién mojada de la lluvia, lluvia que
cayó en aquel llano donde me dejaste sin ninguna explicación, sin ninguna
posibilidad de volver a verte.
Ahora, después de haber recordado una vez más aquel doloroso panorama, yo estaba en mi bañera, desnuda de alma y cuerpo, dispuesta a acabar con aquel dolor para siempre.
Extendí mi mano izquierda y pase suavemente un cuchillo sobre ella, cortando mis venas. No dolió, no lo suficiente para tapar el dolor de mi alma. -"Solo podre estar tranquila cuando muera; al final de la vida todo se resuelve con la muerte".- Pensaba, mientras veía como mi sangre caía sobre el agua y esta se teñía de un color rojo, era un contraste hermoso sobre mi piel. Mientras cada gota de sangre se diluía en el agua, yo las comparaba con mis lágrimas, lagrimas ya agotadas, que alguna vez se diluyeron en aquella misma bañera.
Pensé una vez más en tus bellos ojos y tu hermosa sonrisa. Recuerdos que quería en mi mente hasta el último segundo de mi vida. Sentí una vez más tus labios sobre mi piel y saboree el dulce aroma de tu aliento. Recordé aquella vez que hicimos el amor a las orillas de aquel lago, recordé también las estrellas que fueron testigos de esa gran entrega de amor.
Era el momento, lo sabía. Sentía como la muerte me acariciaba cariñosamente y susurrándome al oído decía -"Ven conmigo tus problemas han concluido".
Fue entonces que te regale todo el amor que en mi aun quedaba; aquellos momentos que no vivimos y las palabras que nunca dijimos, besos que no experimentamos y las caricias que nos faltaron. Todo esto para ti en mi último suspiro.
Ahora, después de haber recordado una vez más aquel doloroso panorama, yo estaba en mi bañera, desnuda de alma y cuerpo, dispuesta a acabar con aquel dolor para siempre.
Extendí mi mano izquierda y pase suavemente un cuchillo sobre ella, cortando mis venas. No dolió, no lo suficiente para tapar el dolor de mi alma. -"Solo podre estar tranquila cuando muera; al final de la vida todo se resuelve con la muerte".- Pensaba, mientras veía como mi sangre caía sobre el agua y esta se teñía de un color rojo, era un contraste hermoso sobre mi piel. Mientras cada gota de sangre se diluía en el agua, yo las comparaba con mis lágrimas, lagrimas ya agotadas, que alguna vez se diluyeron en aquella misma bañera.
Pensé una vez más en tus bellos ojos y tu hermosa sonrisa. Recuerdos que quería en mi mente hasta el último segundo de mi vida. Sentí una vez más tus labios sobre mi piel y saboree el dulce aroma de tu aliento. Recordé aquella vez que hicimos el amor a las orillas de aquel lago, recordé también las estrellas que fueron testigos de esa gran entrega de amor.
Era el momento, lo sabía. Sentía como la muerte me acariciaba cariñosamente y susurrándome al oído decía -"Ven conmigo tus problemas han concluido".
Fue entonces que te regale todo el amor que en mi aun quedaba; aquellos momentos que no vivimos y las palabras que nunca dijimos, besos que no experimentamos y las caricias que nos faltaron. Todo esto para ti en mi último suspiro.

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